Latinoamérica: vacunación y funcionalidad social

Respecto a Latinoamérica y el Caribe y tomando en consideración los últimos datos publicados en materia de salud pública, es posible determinar la dinámica reciente entre los niveles de efectiva lucha contra la pandemia del Covid-19 y la funcionalidad social de los diferentes países.

En este caso, se hace referencia en particular a la variable cobertura de vacunación, según cifras disponibles al finalizar los primeros 9 días de septiembre de 2021.

De manera estructural, con base en caracterizaciones e informes de organismos internacionales, es posible distinguir al menos dos grandes grupos de países. Aquellos que se identifican como más funcionales – Uruguay, Costa Rica, Trinidad & Tobago, Panamá, y hasta cierto punto Chile – y los menos funcionales en términos de variables económicas y sociales – Haití, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala y hasta cierto punto El Salvador, Guyana y Paraguay.

Los datos de caracterización dados a conocer por los referidos organismos internacionales incluyen los provenientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Fondo Monetario Internacional (FMI), y la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Las variables que se utilizan en función de tipificaciones más bien estructurales en los informe-país son: crecimiento económico, niveles de pobreza total y pobreza extrema o indigencia, cifras de inflación, desempleo, resultados de balanzas comerciales, cifras sobre equidad o inequidad social, cifras de violencia general, tasa de homicidios, montos de deuda total externa e interna, e indicadores de educación, salud y nutrición.

Las condiciones de funcionalidad resultan en general de la efectiva presencia y consolidación institucional en los diferentes países. Es allí de donde se deriva la evidencia de instituciones que propician o no inclusión social, niveles de apalancamiento para grupos menos favorecidos, y de manera genérica, combate a la pobreza más allá de la ayuda humanitaria de emergencia. Es decir, de soluciones sostenibles para las dinámicas de marginalidad y exclusión social.

Un aspecto actualizado de la funcionalidad económica y social son los niveles de vacunación en los diferentes países. Este sería un indicador de la presencia institucional no sólo en los grandes centros urbanos, sino muy en especial en las condiciones de vida rural, usualmente menos atendidas por los sectores públicos.

En referencia a los niveles de vacunación de los países latinoamericanos, es posible identificar un primer grupo. Son las naciones que tienen a inicios de septiembre de 2021, niveles de vacunación superiores al 70% de las poblaciones. Sobresalen dos casos Uruguay (77% de su población vacunada) y Chile (75%).

Estas naciones superan el promedio mundial de vacunación, que asciende al 40% de la población con al menos con una dosis. En contraste, evidenciando la gran inequidad en el acceso y utilización de las vacunas, en los países más pobres solo el 1.9% de la población ha tenido efectivo acceso al menos a una de las vacunas requeridas. Hasta el momento, se habrían aplicado 5,520 millones de dosis en todo el planeta. Para mayores datos y caracterización de países y regiones, véase: https://ourworldindata.org/.

Un segundo grupo de países latinoamericanos serían aquellos cuyos niveles de vacunación -al menos con una de las dosis requeridas- son entre 50% y 70% de sus poblaciones: Brasil y Panamá (64% cada uno), Argentina (62%), Ecuador y Costa Rica (59%), El Salvador (56%), República Dominicana y Cuba (53%).

Resalta de ese segundo grupo El Salvador y República Dominicana, países con menores recursos que evidentemente han hecho esfuerzos significativos en la consecución y aplicación de las vacunas contra el Covid-19.

Un tercer grupo estaría conformado por los países que han logrado vacunar ya, al menos con una dosis, a porcentajes de población que varían entre 30% y 50%. Estos son: Colombia y México (46%), Belice y Guyana (41%), Paraguay y Honduras (31%).

Finalmente, las naciones con menor cobertura de vacunación son aquellos que tienen menos del 20% de sus poblaciones vacunadas: Venezuela y Guatemala (20%), Nicaragua (8%) y Haití (1%). En estas naciones es evidente la disfuncionalidad social en general, los de por sí altos niveles de pobreza y exclusión. Aquí, la vida para la mayor parte de las poblaciones se desarrolla en dinámicas de crisis permanentes, por lo general asociadas a notables niveles de inequidad social.

No sólo influye el acceso a las vacunas. Amplios segmentos demográficos rechazan su  aplicación. Como se sabe, el mecanismo mundial liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), NOVAX, ha permitido hacer llegar a muchos países emergentes cantidades importantes de vacunas. Haití, Guatemala, Honduras, Venezuela y Nicaragua serían algunos ejemplos.

Como se sabe, hay sectores de la sociedad que se oponen a la vacunación. Incluso en países con mayor desarrollo educativo tales como Reino Unido, Alemania, Francia. También existe negacionismo en muchos de los grupos cristianos neo-pentecostales y de sectores conservadores en la “América profunda” en Estados Unidos. La institucionalidad efectiva, repercutiendo en niveles de auténtica educación, también influye ante la embestida renovada y global de la pandemia que aún debemos enfrentar.

Giovanni E. Reyes Ortiz, Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard.

Autor

  • Giovanni E. Reyes

    Giovanni Efrain Reyes Ortiz, Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales, de la Universidad de Pittsburgh, con post-grados de la Escuela de Altos Estudios Comerciales -HEC- en París, Francia, y de la Universidad de Harvard. Ha sido Director de Integración Latinoamericana y del Caribe en el Sistema Económico Latinoamericano y Director de Informe en Naciones Unidas.

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