Un ABC de la primera ronda de la elección presidencial argentina
Los candidatos Sergio Massa (UP) y Javier Milei (LLA) definirán la histórica elección en una segunda consulta que tendrá lugar el 19 de noviembre
El peronismo ganó la primera ronda de las elecciones presidenciales de Argentina. El ministro de Economía del actual gobierno, Sergio Massa, terminó con casi el 37 por ciento de los votos, superando al protofascista Javier Milei por siete puntos. Muy por debajo, en el tercer lugar, quedó Patricia Bullrich, la candidata de confianza de Mauricio Macri.
Hagamos un repaso general y básico del marco político y electoral del país.
Una democracia próspera
El domingo 22 de octubre se llevaron a cabo las elecciones generales en Argentina. A nivel nacional se votaron los siguientes cargos: presidente y vicepresidente; 130 diputados nacionales y 24 senadores nacionales. La Cámara de Diputados renueva la mitad de los miembros y en el Senado estaban en juego un tercio de las bancadas. A esto se suman 43 parlamentarios del Parlasul.
Además de los candidatos ya mencionados, también compitieron el actual gobernador de Córdoba (segundo colegio electoral del país) Juan Schiaretti y, en el último puesto, Miriam Bregman, representante del Frente de Izquierda.
Un análisis de las fortalezas políticas y sociales de los principales candidatos
En la extrema derecha está Javier Milei (economista, defensor de un neoliberalismo que elimina derechos sociales y dolariza la economía). Su lista se llama La Libertad Avanza y la candidata a vicepresidenta es la abogada Victoria Villarruel. Además de ser hija de un oficial del ejército acusado de cometer crímenes contra los derechos humanos, es defensora legal de genocidas, militares de alto rango encarcelados de por vida por ser considerados responsables de las más de 30,000 desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar de la década de los 70. Milei y Villarruel son iconoclastas, niegan la dictadura, niegan la colonización (y la masacre indígena), no reclaman las Islas Malvinas, ofenden al Papa Francisco y a Diego Maradona. Es decir, rompen con todos los esquemas de la liturgia política popular del país.
Juntos por el Cambio tiene como cabeza de fórmula a la exministra de Seguridad Interior del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) Patrícia Bullrich. Su adjunto es Luis Petri, abogado y político conocido por defender “mano dura” contra la delincuencia. La coalición es la fusión del partido neoliberal argentino, el PRO, fundado por Macri (quien además de expresidente es exgobernador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CABA, la más grande del país) con la tradicional UCR (Unión Cívica Radical, el partido de clase media, centroderecha y con perfil democrático). La política económica que defiende Patrícia es la misma que la de Macri. Podemos decir que si quitamos el discurso de Milei en defensa de la dolarización (eliminación del peso argentino y del Banco Central de Argentina) y la privatización de todos los servicios públicos, además de la prédica ultraliberal del “odio a todas las elites políticas” – los objetivos son casi los mismos. Tanto la derecha como la extrema derecha defienden un país subordinado a las potencias occidentales y al Fondo Monetario Internacional (FMI), quieren mantener el estándar de una economía bimonetaria (peso pero con reservas y una parte relevante del ahorro interno en dólares) y no están comprometidos con el desarrollo económico regional y del Mercosur.
El oficialismo, Unión por la Patria, tiene como candidato a presidente al actual ministro de Economía, Sergio Massa (abogado, diputado nacional, expresidente de la Cámara de Diputados). Para vicepresidente está Agustín Rossi, ingeniero civil y jefe de gabinete del presidente Alberto Fernández (2019-2023). Rossi también es exministro de Defensa y exinterventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, el servicio de inteligencia civil que sirve a la Presidencia). La fórmula Massa-Rossi fue elaborada por Cristina Fernández (viuda del expresidente Néstor Kirchner, de 2003 a 2007 y expresidente, de 2007 a 2015) y unificó a los “peronismos” (seguidores del general Juan Domingo Perón, el expresidente que garantizaba los derechos sociales y fue derrocado mediante un golpe de Estado en 1955). Podemos catalogar al peronismo como “nacionalismo popular” y hoy tiene tendencias de centroizquierda o centroderecha, como es el caso de Sergio Massa. Es una propuesta de pacto social, donde el Estado garantiza derechos fundamentales, organiza o incide directamente en sectores estratégicos de la economía y al mismo tiempo defiende empleos y empleadores.
No es exagerado decir que este es un país con tres tercios de los votos electorales (cada candidato obtuvo alrededor del 30% en las primarias, que no sirven para la victoria electoral sino para indicar quién sería el candidato en la disputa interna entre los coaliciones) y cuatro cuartos en las indicaciones de votación. En las previas del 13 de agosto, la gran ganadora fue la abstención y los votos que le faltaban al peronismo no necesariamente fueron para Milei.
En términos internacionales podemos decir que Sergio Massa representa la integración con Brasil (segundo socio comercial de Argentina) y una posibilidad de desarrollo económico lejos de las limitaciones del uso obligatorio del dólar. Es una apuesta por el Mercosur y por la integración de las capacidades industriales y energéticas de Argentina (potencia en gas y petróleo no convencionales, litio y otros minerales estratégicos), además de ser una economía complementaria con China, el mayor socio comercial del país y líder de los BRICS. La solución argentina a la deuda con el FMI contraída por Mauricio Macri (al convertir una deuda privada en pública, con el dinero simplemente desapareciendo) es pagar con otras monedas (como el yuan chino) y canjear la deuda, pagando el Fondo Monetario y contratación de una deuda más amigable y a más largo plazo con el NDB (el Banco de los BRICS).
La élite empresarial está dividida. El sector productivo urbano y el sector exportador manufacturero apoyan a Massa. El agroexportador apoya a Patrícia Bullrich y los sectores de la especulación financiera se dividen entre la candidata de derecha y Javier Milei. La elección de Argentina podría ir de la mano de Trump (si gana Milei), del capital estadounidense y europeo (si gana Patricia) o de un acuerdo más complejo, con Brasil, los BRICS e incluso el Partido Demócrata estadounidense (si gana Massa). Lo que está en juego es el futuro del Mercosur, de la economía industrial argentina (aún alrededor del 20% del PBI) y de la alianza estratégica con Brasil.
Un poco sobre las reglas electorales y el padrón
Las elecciones presidenciales del 22 de octubre podrían haber definido un ganador en la primera vuelta. Para ganar así, un candidato presidencial tendría que haber obtenido el 45% de los votos. O alcanzar el 40% de los votos con una diferencia de al menos 10 puntos respecto al segundo.
Es Importante observar que todas las instituciones estatales fueron movilizadas. Alrededor de 86,000 miembros de las fuerzas armadas y de seguridad, nacionales y provinciales, participaron en la operación de vigilancia de las elecciones, en la que salió a votar el 74% del padrón.
Hubo elecciones simultáneas en cuatro provincias, incluida la Provincia de Buenos Aires (con el poderoso conurbano bonaerense), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en Catamarca y Entre Ríos.
Resultados
Los candidatos Sergio Massa (UP) y Javier Milei (LLA) competirán en la segunda vuelta el 19 de noviembre, según resultados oficiales. El candidato oficialista obtuvo el 36.7% de los votos y el candidato de LLA cerró con el 30% de los votos. En tercer lugar quedó Patrícia Bullrich (JXC) con 23.8%. El cuarto lugar fue para el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti (6.8%) y la candidata del Frente de Izquierda, Miriam Bregman, obtuvo un 2.7% de los votos.
En el Congreso, que renovó la mitad de las vacantes de diputados y un tercio del Senado, le fue muy bien al peronismo hegemónico. Tras la elección, le quedaron 107 bancadas en Diputados, seguidos por JXC con 94 y la novedad de que la extrema derecha que de tres pasó a 39 parlamentarios. El peronismo no hegemónico (provincial, «independiente») tiene siete escaños, la izquierda (las coaliciones trotskistas) se quedaron con cuatro diputaciones y los demás con seis.
El gran ganador del domingo fue el reelecto gobernador de la Provincia de Buenos Aires (la más importante del país), Axel Kiciloff. El exministro de Economía del segundo gobierno de Cristina Kirchner recibió el doble de votos de las primarias y alcanzó el 44.88% en el colegio electoral más grande e importante del país. Su victoria representó un punto de inflexión para el peronismo en este año electoral.
Señalando conclusiones
Sergio Massa es el favorito para ganar las elecciones argentinas, siempre y cuando se consolide la división de Juntos por el Cambio. Milei tiene el veto de la Unión Cívica Radical, lo que implica que el partido de Macri (PRO) puede ir con los protofascistas y los radicales con el candidato centrista y representante del peronismo hegemónico. Sería precipitado sugerir el resultado del 19 de noviembre, pero el escenario es definitivamente diferente.