En el Día del Amor
Para el Día del Amor y la Amistad que transcurrió efímero el sábado, la cadena de tiendas de 99 Centavos en Los Angeles publicó sus especiales a toda página. «Las mejores», decía, eran de condones, ropita interior y parafernalia del acto carnal. Las «también buenas» eran de ciertas medicinas, adornos, velas con perfumes estimulantes y unos alimentos. Todo por debajo del dólar.
Otra tienda puso media página con una nueva línea de un implemento para hacer el amor, de hecho, unos lubricantes, rosa para ella, azul para él. ¿Son diferentes?
Así, se promocionaron viajes misteriosos a Las Vegas. Lo que allí sucede, allí se queda. Y venga con los niños. El fax de la redacción de La Opinión recibió la publicidad de una escritora de consejos sobre «cómo detectar si su marido la engaña». La lista es interminable, pero cada año la misma.
La percepción del día de San Valentín en Los Ángeles se hizo más explícita, desesperadamente erótica. En reemplazo de la amistad y el amor asumió el consumismo de lo que presuntamente haría a una pareja o a una pareja en ciernes más feliz. Nos bombardearon con imágenes que prometen la felicidad con tal de comprar algo.
En una economía de desamor y desasosiego, llovieron especiales para quienes piensan que estirar su presupuesto demuestra cariño.
Así, el Ruth’s Chris Steak House de Pasadena bajó sus precios para el día de 150 dólares a una especial de 40.
La tienda Bristol Farms de Long Beach promocionó una cena romántica de filet mignon en masa de hojaldre con forma de corazón, por 59 dólares, para dos.
La joyería Robbins Bros de la calle Hawthorne en Torrance ofrecía doce meses sin pagos ni intereses, hasta el próximo Valentine’s Day.
El centro de Joyas Saint Vincent de la avenida Broadway, con sus 500 comercios, esperó abierto un milagro que no vino: es que quien compraba anillos de oro compró chocolates. Quien compraba chocolates envió tarjetas alusivas por internet.
En el Mercado de Flores de las calle Wall las plantas muertas se acumulaban para marchitarse sin venderse. Quien compraba arreglos de orquídeas y bouquets de rosas compró ramos de claveles. Quien compraba claveles, no compró nada.
El New York Times predijo que las ventas de joyas este 14 de febrero caerían entre 20% y 30%, así como las de flores. La Federación Nacional de Ventas al por Menor (NRF), que el consumo de joyas, dulces y ropa bajaría 17%. E IBIS World, una firma de estudio de compras, estableció que en cambio las ventas de tarjetas subiría en al menos 1.1%.
La reportera de La Opinión Yolanda Arenales contaba esta semana que el 37% de los abogados matrimoniales del país experimentaron un bajón de clientes. Sucede, dice, que las parejas quedan unidas solo por la crisis.
Paradójicamente, dijo una experta en matrimonios, cuando mejore la cosa, aumentarán los divorcios.
Pero hay otro aspecto: el de la ayuda y la solidaridad que, como siempre, es mayor entre quienes poco tienen y nada esperan o que se dedican al prójimo.
La fundación de atención del sida (AFH) celebró el viernes el Día Mundial del Condón regalando en restaurantes, la calle y clubes de Los Angeles y West Hollywood más de 20 mil preservativos con decoraciones de corazoncitos.
Y en el día de la amistad, al igual que en otros días, se abrió una puerta y un matrimonio con cuatro hijos que renta dos recámaras en South Gate recibió a unos cuñados y sus hijos que ya no pueden pagar la renta, porque a ambos los descansaron de la cadena de comida chatarra donde trabajaban.
Y les dieron casa.
Algo más. Los EEM…son tipos con nombre y apellido, pero si uno quiere, como a veces quiero yo, pueden cambiarse unos nombres por otros. Tipos muy serios, pero atrevidos, sin duda.
Catorce Valentinos no son pocos. Y uno más, el Valentino de LA, of course. Gracias Gabs, por hacerme reír tanto y tan bien. Pero lo de las fresas de goma no me parece totalmente divorciado de los excesos victorianos tras los muros o los más expuestos vicios eduardianos. Eso sí, las guillotinitas sí, me parecen the next big thing.
Gracias y gracias. Me gusta el juego con los nombres de Garcia Marquez; siguiendo su regla el título, Cristian, hubiera sido «El amor en los tiempos del Día del Amor», y corresponde, como lo correspondería para cualquier otro día. Cuenta Eleven European Mystics (?cuáles son?) la historia de la jornada de San Valentín, o Valentino. Leo que hubo dos que dieron lugar a esta «fiesta» recogida por Chaucer, ambos sepultados a lo largo de la Via Flaminia, dos de los catorce. Y que a Estados Unidos llegó desde la no católica Inglaterra ya con el tamiz de los regalos emperifollados, engominados, en 1847. ¿Se desvirtuó, entonces, el sentido que hubiese inspirado el mártir Valentino? Sí, porque ni entendiéndolo del lado de la ética del protestantismo se concibe el 14 de febrero como el día de los condones con sabor a fresa, es demasiado. Pero todas las fiestas y celebraciones de todos los calendarios fueron desvirtuadas, al menos aquí. Con todo respeto por mi sociedad y por el 14 de Julio, si El Día de la Bastilla se festejara en Los Angeles, podríamos todos comprar (como sugirió mi amiga Masha Gabriel de radiosefarad.com) pequeñas guillotinitas de regalo.
¿Cómo calificar un testimonio tan bien escrito de los horrores de una repentina y avasallante crisis económica? Tan bien escrito. Quizá sea todo lo que se puede afirmar sin pecar contra tanto dolor humano . Si a alguien le interesa saber algo acerca de San Valentín y de los orígenes de la fiesta puedo contarles algunas historias. Hay varios Valentines que fueran martirizados en los días más tempranos del cristianismo, dado que el nombre latino Valens era frecuente, pero el de nuestro folklor es el prespítero, enterrado en la Vía Flaminia de Roma el 14 de febrero. Este Valentín fue martirizado por atreverse a oficiar y bendecir el sacramento de matrimonio a prometidos cristianos, lo cual llevaba a cabo en la clandestinidad debido a las persecusiones claudinas. Fue en 1493 que en Nurenberg, por causas desconocidas, resurgió el interés en este verdaderamente valiente Valentín. Pero el festival de gestos románticos tal como asociamos a la fecha en el presente proviene de Inglaterra, donde Geoffrey Chaucer (The Canterbury Tales)y su círculo de amigos eligieron a este Santo y a su día como emblemas del gesto demostrativo del amor romántico. Una Crisis con mayúsculas es el momento del gesto menos costoso, más humilde, más valedero, por eso mismo.
«El amor en los tiempos de crisis» o el «Consumismo en los tiempos de amor» Saludos Gabriel y a proposito de amor, me goze tú libro, (el de la foto? )El ciclo del amor tan ideal para esta epoca.