¿Es este el fin de la reforma migratoria? 

Se consolida en ambos partidos una línea antiinmigrante; la comunidad no tiene capital político para imponerse

El 12 de septiembre de 2001, el día siguiente al atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, con sus 3,000 muertos, y por años después, recorrió al país una ola de prejuicios, hostilidad y desentendimiento contra los inmigrantes. Claro, con una ayuda clarísima del gobierno de George W. Bush, fueron hechos sospechosos de terrorismo. ¿Todos? No, no todos, diría uno en aquel entonces, pero sí muchos.

Un país dividido

Pasaron casi 23 años. Estados Unidos está dividido como nunca desde la Guerra Civil de 1861. Se encuentra al borde de una confrontación violenta entre dos sistemas: el democrático y el autoritario. Una situación muy distinta a la de 2001, cuando supuestamente la nación se unió detrás del presidente, cuya popularidad – sin haber hecho nada – sobrepasó el 85% en los cuatro meses subsiguientes al ataque. 

Pero al igual que en aquel entonces son los inmigrantes los acusados de ser autores de todo lo malo que recorre la sociedad. La hostilidad se desplazó desde los temores de terrorismo hacia una xenofobia y racismo más “puros” contra familias de refugiados que fluyen desde Centroamérica y México a la frontera sur. 

Ambas épocas se parecen porque contrariamente a los años de lucha por la reforma migratoria, la probabilidad de esta tiende a cero y la hostilidad contra los inmigrantes abarca a ambos partidos. 

En efecto, una reciente encuesta de Gallup – publicada el 12 de este mes – arroja que por primera vez desde 2001, el 55% de la población quisiera que se redujeran los niveles de inmigración. En 2001 era el 58%. El récord está ahí por 1993, cuando el 65% de los estadounidenses veían a los inmigrantes “con malos ojos”. 

Solo el 16% quiere que aumente el flujo migratorio, consciente de que es el principal motor de la prosperidad económica nacional a nivel histórico. 

¿Por qué? Esta mayoría que desaprueba la inmigración tiene delante de sí la incitación interminable de Trump y los republicanos contra los inmigrantes, tildándolos de criminales y drogadictos. Tienen la imagen de las caravanas de refugiados centroamericanos que cruzaron México tratando de llegar a nuestra frontera y que la prensa radical definió como “invasión”. Tiene los números récord de intentos de cruce entregados por la Patrulla Fronteriza

Sí, son números previos al estallido de la epidemia de COVID y desde aquel entonces han bajado casi a los niveles históricamente acostumbrados. Pero la impresión queda. 

El rechazo a los migrantes

Y queda la ocupación obsesionada en las decenas de miles de familias de latinos – y también chinos y africanos – que se presentan en las garitas fronterizas para solicitar asilo y protección de parte de Estados Unidos

Es así como en los últimos sondeos de Gallup de cuáles son los principales problemas que sufre el país la inmigración ocupa siempre uno de los primeros tres lugares después de la economía, con alrededor del 42% del público definiéndola como “crisis”. 

Otros problemas, en lista de preocupación decreciente, son el “liderazgo deficiente del gobierno”, la falta de unidad nacional, el racismo, y finalmente la pobreza (hambre, desamparo) y el derecho al aborto. 

Actitud hacia la inmigración / Gallup

 

 

 

 

Como vemos, la oposición a la inmigración es de pronto mayoritaria.

El cambio más dramático en la creciente actitud negativa hacia los inmigrantes se registró en los últimos cuatro años. En 2020, la población se dividía en tres opiniones casi idénticas: los que querían que se aumente el nivel de inmigración, los que querían mantener el nivel actual y quienes favorecían reducirlo. 

En la división por partido, no debería sorprendernos que entre los republicanos los antiinmigrantes son legión y llegan a alrededor del 80% de sus votantes. Ni que los independientes se dividan en mitades al respecto. 

Pero sí sorprende que entre los demócratas la preferencia por una política migratoria abierta y progresista ha caído. Y ha subido el porcentaje de los que al igual que los republicanos se oponen a la inmigración. Eran 18% hace un año y ahora, 28%.   Un aumento del 55%. De manera correspondiente, mientras que en 2023 el 40% de los demócratas querían estimular la inmigración, ahora son menos del 28%. 

El cambio histórico en la actitud negativa hacia inmigrantes se puede ver especialmente en las respuestas a las soluciones al problema que apoyaron los encuestados. 

Por primera vez, más de la mitad – el 57% –  piensa que la solución sería… construir el muro fronterizo tan cacareado por Trump desde 2016. En 2019 el apoyo era de solo 40%. El 63% apoya el plan presidencial de cerrar la frontera a nuevas solicitudes de asilo cuando así lo decida el gobierno. Y el 76% piensa – erróneamente, como lo demuestra la historia – que la solución pasa por contratar a más agentes fronterizos para impedir los cruces. Y peligrosamente se acerca al punto intermedio el porcentaje de quienes quieren deportar de aquí a todos los indocumentados – el 47% en el ciclo del sondeo actual. 

Por otra parte y de manera contradictoria el apoyo a los Dreamers – los que llegaron de niños, cuyos padres cruzaron ilegalmente y que son estadounidenses en todo menos los papeles, y que fluctúa entre el 75% y el 80%. 

En suma: todavía existe una brecha enorme entre republicanos y demócratas en cuanto a la inmigración. Pero no es casualidad que al presidente Joe Biden no le haya molestado no cumplir con su promesa electoral (y la de su predecesor Obama) de una reforma migratoria, porque los inmigrantes hoy carecen del capital político suficiente para impulsarla. El país en general gira hacia una actitud negativa generalizada respecto a la inmigración en general, y la de las familias latinas en particular. 


Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la California State Library en asociación con el California Department of Social Services y la California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs como parte del programa  Stop the Hate . Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener ayuda, visite CA vs Hate.

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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