Viaje a través del spanglish: ¿fenómeno útil y creativo?
Con sumo placer, hace algunos meses vi que hispanicla.com convocaba «a blogueros, académicos, investigadores sociales, lingüistas, escritores, periodistas y aficionados al tema en Estados Unidos y el mundo hispano, a participar en un suplemento especial sobre el spanglish». Para mí, estudiosa del tema, fue un placer inmenso, ya que, finalmente, veía un interés concreto por el fenómeno.
En el presente ensayo[1] queremos subrayar la utilidad y la creatividad del spanglish[2] como forma comunicacional eficaz en determinados contextos, y que sirve para facilitar la comunicación entre hispanos[3] y anglosajones que conviven en Estados Unidos, que no comparten el mismo idioma, y en donde la comunicación es la meta final.
El spanglish da la posibilidad de comunicarse pasando simultáneamente de un código a otro, del inglés al español o viceversa, o de mezclar estas dos lenguas en los discursos dialógicos espontáneos, y tiene por eso una función claramente comunicativa, gracias también a la versatilidad sintáctica que posee.
Con el término spanglish muchos estudiosos, como por ejemplo Morales (2002), quieren representar el mestizaje cultural de las poblaciones hispanas que viven en los Estados Unidos, ese mundo de referencias culturales dobles, de culturas entrelazadas que gestan algo nuevo (Betti, 2009).
El spanglish, pone de relieve Antonio Torres (2002), ha surgido como expresión informal, y subraya que no es otra cosa que el producto del bilingüismo, del bisensibilismo y del biculturalismo de las comunidades latinas que viven en espacios fronterizos, que «transitan por dos mundos, dos culturas, dos lenguajes» (Valenzuela, 2003: 466, en Betti, 2009).
El spanglish
Francisco Moreno Fernández (2006: 17-19) explica que el fenómeno spanglish, desde el punto de vista socio-histórico, nace en un grupo étnico (los latinos)[4] que se resiste de algún modo a la completa asimilación al grupo dominante (los estadounidenses de EUA).
El spanglish, prosigue este estudioso (2006), se compone de diversos estadios que van del préstamo a la alternancia y mezcla de códigos, y si lo producen hispanoparlantes, entonces cabe bajo el concepto genérico de lengua española, aunque se sitúe en su periferia. Según ese autor, serían necesarios estudios rigurosos sobre el fenómeno de los préstamos en el español de los Estados Unidos, que aún no existen.
Cada modalidad es adecuada a las diferentes situaciones comunicativas, y en ellas se justifica. Pero no se puede considerar todo igual, hay modelos de prestigio que deben utilizarse en determinados contextos, si no se corre el riesgo de incentivar la pobreza expresiva. Pero al mismo tiempo ningún hablante, subraya Moreno Fernández, usa la lengua en contra de sus intereses. El futuro de la lengua española y del inglés (y del spanglish, agregamos nosotros) en los Estados Unidos, pone de manifiesto este estudioso, dependerá de la escuela y de los medios de comunicación.
Utilidad del spanglish
La periodista Aurelia Fierros (2009b) escribe que Ramsés González de Glendale, un joven de 27 años nacido en los Estados Unidos de madre mexicana y padre ecuatoriano, trabaja con otros latinos (centroamericanos y sudamericanos) en la industria de la construcción. Muchos de ellos hablan muy poco inglés, y la mayoría de las palabras que utilizan son del spanglish: «Mis jefes y los contratistas hablan puro inglés; yo sirvo de puente entre ellos y mis compañeros, que no hablan el idioma. Yo les enseño, pero aprenden más rápido el spanglish que el inglés, es más fácil y se entiende más rápido» (en Fierros, 2009b).
Efectivamente, quienes están en contacto con contratistas latinos de la construcción, sólo para poner un ejemplo de los muchos que existen, tienen que denominar los objetos con los nombres que más se usan en los Estados Unidos en este ámbito, por ejemplo, en Nueva York[5], rufo o rufa (del inglés roof) sustituye a “tejado o techo”, boila (del inglés boiler) “caldera”, béisman (del inglés basement) “sótano”, carpeta (del inglés carpet) “alfombra”, etc.; sólo así es posible entenderse en determinados contextos y situaciones.
Según Fierros (2009a), el spanglish es «el reflejo natural del surgimiento y evolución de un fenómeno sociolingüístico, similar al de otros grupos raciales/étnicos no originarios de este país. La diferencia primordial con éstos radica en el número sobresaliente de hispanoparlantes que lo hablan».
La utilidad de esta estrategia comunicacional la comprobamos así en muchos anuncios de trabajo en los Estados Unidos, donde se emplean términos en spanglish porque, de otra forma, no sería posible comprenderse y podría ser difícil trabajar en determinados ámbitos. Un internauta que participó en un foro de debate de La Vanguardia Digital en 2002 explicaba a este propósito (en Betti 2008a):
En mi compañía tenemos como norma contratar a latinos para la restauración y conservación de nuestros edificios. Para aceptar su oferta […] les pedimos […] una licencia de ‘plomero’ (fontanero) por el Estado de Nueva York. Muy pocos saben en estas latitudes lo que es un ‘fontanero’, pero todos nos entienden cuando hablamos de ‘plomeros’. (24/05/2002).
Y otro participante del mismo foro subrayaba (en Betti 2008a):
Tenemos que hablar una lengua ‘en la que suele el pueblo fablar a su vecino’. Estoy en contacto con contratistas latinos de la construcción. […] Tengo que denominar [las cosas] por sus propios nombres de aquí: ‘el rufo’, ‘la boila’, ‘el béisman’ y ‘la carpeta’; sólo así nos entendemos […]. 24/05/2002.
Cabe precisar que hay investigadores, como Ricardo Otheguy (2008), que opinan que esos términos no se pueden considerar espanglish[6], vocablo que este estudioso juzga «desafortunado», inoportuno, sino simplemente expresiones típicas del español estadounidense, muy comunes entre los hispanos que allí viven. De todas formas, en determinados contextos, resulta imprescindible denominar las cosas con tales vocablos para que la comunicación sea eficaz y posible.
Esmeralda Santiago (1994) escribe que muchos de los puertorriqueños que viven en los Estados Unidos, por ejemplo, lavan el piso con un mapo, compran un tique pa’l cine, dan el OK y llaman pa’atrás cuando están muy busi pa’hablar por teléfono.
Naturalmente, no existen sólo creaciones como las citadas, o calcos; se asiste en los Estados Unidos también a una sintaxis «calcada» del inglés pero pronunciada en español.
La frase vacunar la carpeta (del inglés to vacuum the carpet, es decir, pasar la aspiradora a la alfombra) es uno de los ejemplos más conocidos, así como las expresiones: see you, brodel[7] (del inglés brother, hermano, en el sentido de amigo, colega), cuesta una cuora (del inglés quarter, moneda estadounidense de 25 centavos), tengo que ir a la marketa (del inglés supermarket) a comprar grocerias (del inglés grocery, alimentos)[8], Pedro tiene que arreglar las brekas de su carro[9] (del inglés brakes, frenos), forwardéame[10] este email (de to forward an email, enviar a un tercero un correo electrónico), o verbos como baquiar (de to go back, retroceder), aplicar (de to apply for, solicitar, presentar una solicitud), y muchos otros términos como: muvi (de movie, película), guaifa (de wife, mujer), bisne (de business, negocio), díler (de dealer, concesionario de carros, coches; el lugar y el vendedor), Néibi (de Navy, la marina, en especial la de guerra), etc. (Betti 2008b)
Creo que es importante subrayar una vez más la utilidad comunicacional que ofrece esta estrategia verbal, dado que dondequiera que dos idiomas estén en contacto en comunidades bilingües, existe la posibilidad de que los hablantes se sirvan de formas creativas en la comunicación informal (Betti 2008b).
Ricardo Navas Ruiz (2004: 103), efectivamente, apunta: «Nos vamos acostumbrando a pedirle a un empleado o empleada de la limpieza que vacunee la carpeta [vacuum the carpet]. Todos los días, en estos tiempos de guerra, nos dicen que hay que soportar [support, ayudar, apoyar] a nuestros soldados […][11]». Es una conquista de quienes lo hablan, como les viene en gana.
El fenómeno del ciberspanglish
A propósito de la utilidad comunicacional y, naturalmente, de la creatividad que se observa en el spanglish, existe también lo que se define ciberspanglish (o cyberspanglish, ciberespanglish), término que acuñó en 1996 Yolanda M.
Rivas[12] para referirse a la modalidad comunicacional de los usuarios de la Red, y entonces muy criticado, constituido por centenares de términos que se emplean en computación, con formas (que se crean por medio de afijos como -ear, -iar) como chatear (del inglés to chat, charlar), emiliar (o imailiar o emailiar, de to mail, enviar un correo electrónico), linkear[13] (de to link, enlazar), printear o printiar (de to print, imprimir), deletear (de to delete, cancelar, borrar), downlondear (de to download, «bajar» un archivo de la Internet), zapear (de to zap, cancelar, modificar un programa, cambiar), backupear (de backup copy, hacer un archivo de respaldo), browsear (la acción de buscar, rastrear u hojear), zoomear (de to zoom, aumentar), savear (de to save, guardar), etc.; con términos como e-mail, email o imail[14] (correo electrónico), links (enlaces), maus[15]floppy (disco flexible), exit (de to exit, salir), blog (de weblog, bitácora), y con neologismos con afijos en -dornavegador, explorador, visualizador, direccionador), en -ero /-eradisquetera, listero, netero, bloguero), etc. (Betti 2008b). (ratón, elemento del ordenador),
¿Son neologismos necesarios?
Betanzos Palacios (2001), a este propósito, durante el Congreso Internacional de la Lengua de Valladolid precisó sobre la tecnología y la Internet:
De todas formas quiero poner un ejemplo iluminador que apuntala nuestra postura y señala el gran error de los defensores y divulgadores del espanglish. La cita es del colega de la Academia Norteamericana, Javier Collazo: «Una de las ideas que airean los defensores del espanglish es la de ser totalmente imprescindible en Internet el uso de espanglicismos, como chatear (“to chat”), forwardear (“to forward”), maus (“mouse”), etc.
A esto contesto yo [Collazo] que en las más de 1700 páginas y más de cien mil artículos y subartículos de mi diccionario inglés-español de informática, no existe una sola palabra del espanglish, lo que no ha impedido traducir y explicar millares de términos ingleses, incluso la gran mayoría de los de la Internet».
Es innegabile que el uso de los llamados espanglicismos se ha incrementado gracias al uso de los ordenadores y de la Internet, y la gran mayoría de los cibernautas utiliza numerosas palabras inglesas ya que piensan o que no existe la traducción apropiada, o que es más rápido y conciso servirse de la terminología en inglés que en español[16].
Todo eso, naturalmente, ha provocado un rechazo entre los puristas de la lengua que ven el proceso como una infiltración cultural de los Estados Unidos.
Y José Carreño Carlón[17] (vid. Diario Ti.com 2000), en relación con esto, explicaba a The New York Times que en el mundo de la cibernética muchas palabras en inglés no tienen un fácil equivalente en español, y por eso se utilizan.
A pesar de que esta estrategia resulta todavía para muchos investigadores una forma de experimentación azarosa, opinamos que sería oportuno asumir una posición intermedia respecto a este comportamiento lingüístico, que no lo sobrevalore, ni le confiera menos valor del que posee, ya que consideramos esta manifestación legítima en su ámbito.
Como bien observa Ambrosio Fornet[18], los cambios en el idioma «responden a necesidades expresivas, y si una palabra satisface esa necesidad, se adopta rápidamente, sin pensarlo dos veces, sea cual sea su procedencia, o se inventa y se utiliza como neologismo hasta que acaba imponiéndose o desapareciendo» (consulta web 2009).
Ilán Stavans (2001)[19] opina que el aspecto importante es que el español que sobrevive en los Estados Unidos lo hace de manera «promiscua». En efecto, su contacto cotidiano con el inglés lo obliga a adaptarse a nuevas circunstancias, a reinventarse radicalmente (Stavans 2001)[20].
Y un intenauta que participó en 2002 en el foro de debate de La Vanguardia Digital (Betti 2003, 2005, 2008a), dijo: «[…] es mejor que hablen spanglish[21], que es perfectamente comprensible, a que abandonen el castellano en favor del inglés completamente».
Juan Luis Cebrián (2005)[22], por su parte, advierte:
«En la medida en que esta jerga se incorpore al castellano será una riqueza; pero si sigue viviendo por sí misma hasta convertirse en un idioma perderemos presencia en una comunidad tan importante como ésa».
La riqueza y la vitalidad de esta modalidad comunicacional se encuentra, entonces, «en su destreza e ingenio: los spanglishparlantes son enormemente creativos en el habla. No son destructores sino inventores de su lenguaje[23]».
Cabe recordar que la población hispanoparlante en los Estados Unidos no es homogénea. Claro que el español en Florida no es el mismo que el que se escucha en California o en Nueva York (Stavans 2001) debido a las continuas migraciones procedentes de los diferentes países latinoamericanos. A este propósito, como bien explica Carmen Silva-Corvalán (2000):
La situación social y lingüística que caracteriza a las comunidades hispanas bilingües español-inglés es de una gran complejidad, complejidad que refleja la intrincada situación demográfica y social propia de estas comunidades frecuentes movimientos migratorios de zonas rurales a urbanas y continuas olas de inmigrantes, ya sea por motivos políticos o económicos, son causa de cambios demográficos que remecen la estructura familiar y comunal a la vez que renuevan el contacto con variedades funcionalmente completas del idioma español.
En lo lingüístico se desarrolla el típico continuo de competencia bilingüe y en lo social es evidente también una amplia gama de niveles socioeconómicos.
Esta gama se extiende desde el nivel más bajo de trabajador indocumentado hasta las esferas más altas, donde encontramos hispanos desempeñando quehaceres de importancia en círculos políticos, educativos, comerciales, industriales, artísticos, etcétera.
Hay estudiosos que opinan que también el spanglish está hecho de variantes como el español: el dominicanish, el nuyorrican, el cubonics o cubonic, el pocho, el pachuco[24], entre otros. Y hasta el webón de la Internet (surfeador de la red), agrega Navas Ruiz (2004: 103)[25].
Pero, es importante no olvidar que existen en Arizona, Nevada, California, pueblos donde solamente se habla español y el spanglish «ha tenido suerte: está de moda, ha viajado a Iraq con los muchos hispanos que allí pelean, se refleja en canciones, tiene su literatura incipiente. ¿Debe uno celebrar la existencia del spanglish o lamentarla?» (Navas Ruiz 2004: 104).
El spanglish en los medios de comunicación
Por lo que concierne a los medios de comunicación, cabe recordar que Christy Haubegger fundó en los Estados Unidos la revista Latina en 1996, una de las primeras publicaciones que utilizó el cambio de códigos, la mezcla de códigos, el spanglish en sus artículos.
Además, existen otras publicaciones semanales, entre las muchas que hay, como la publicación bilingüe La Raza, de Chicago, y mensuales, como Dos Mundos / Two Worlds, de Kansas City (que divulga la cultura en ambos idiomas desde 1981); periódicos como La Opinión de Los Ángeles, que sigue siendo el diario hispano de más tirada en los Estados Unidos, El Nuevo Herald de Miami, con una tirada de aproximadamente 100.000 ejemplares, etc.
Los mass-media representan, pues, un medio de difusión no solamente del español en los Estados Unidos, sino actualmente, en algunos casos y en determinados contextos, también del spanglish (Betti 2008a, Betti 2008b).
A este propósito, Humberto Jaimes (2003) escribe:
«para la nueva generación de hispanos de Miami, que recibió educación en inglés y habla la lengua inglesa la mayor parte del tiempo por razones utilitarias, el español no es una prioridad y el spanglish es una marca étnica que los identifica. Consciente de ello, El Nuevo Herald[26] aceptó editar el suplemento semanal Viernes, en el que se publican informaciones en spanglish» […].
Gloria Leal (2008)[27], jefa del departamento de El Nuevo Herald nos ha explicado que a veces, en secciones como la revista Viernes que es más juvenil y divertida, de vez en cuando se usan palabras en inglés que son del vocabulario coloquial de los lectores de esa revista:
«Pero no abusamos de eso. Sólo salpicamos palabras de vez en cuando».
Y efectivamente los cinco números[28] del suplemento Viernes que hemos analizado, muestran este uso salpicado de anglicismos, sobre todo en los artículos que conciernen al mundo de la música, del cine, y del espectáculo (Betti 2008a).
Existen también sitios web de los cantantes de moda; y lugares en la Red de interés hispánico general como La Página del Idioma Español donde se publican también artículos sobre el fenómeno del spanglish.
Por lo que concierne a la radio, la estación KABQ de Albuquerque (Nuevo México) ha sido precursora en el uso de ambos idiomas. Ed Gómez, su propietario (que habla perfectamente ambos idiomas), así como los anunciadores, los locutores, etc. de KABQ a mediados de los años ochenta empezaron a combinar oraciones y términos en inglés y en español. Conocida es hoy la expresión ¡Hasta sun! que Ed Gómez empleaba para despedirse de sus oyentes. Se trata de un calco de la expresión española Hasta pronto, y el término sun es una modificación ortográfica, que refleja la pronunciación, del adverbio inglés soon. Era un modo, y lo es también actualmente, para captar a la audiencia juvenil que emplea esa conducta verbal híbrida (Betti 2008b).
Asimismo, en la programación de Latino 96.3 se observa un amplio uso del spanglish, mientras que la programación de algunas de las emisoras de la cadena Clear Channel Radio es bilingüe.
Nicole Cotroneo (2008) escribe que la locutora Rocío Trujillo, conocida en la ciudad de Nueva York como Cio Babee (la Nueva Fiesta -WBON 98.5 FM), emplea el spanglish porque: «she is encouraged by her boss, the operations manager Vic Latino, to speak in “Spanglish” to attract young people like herself who speak English on the street and Spanish at home».
También la televisión propone programas en spanglish como los de la cadena Univisión (la cadena nacional en español más popular en los Estados Unidos): El Show de Cristina y Sábado Gigante, y los de Mun2 como, por ejemplo, The Chicas Project, Hecho en Heaven y ¿Have u cine?
El Show de Cristina [29] es un programa semanal que se caracteriza por el uso de «un spanglish medio, normatizado, que se nutre con varias extracciones nacionales[30]». El programa trata temas que pertenecen a diferentes ámbitos: sentimental, social, religioso, deportivo, etc. e incluye también entrevistas a personajes famosos, y sigue siendo uno de los programas de más audiencia de la televisión de habla hispana.
Sábado gigante es un programa de variedades. Su formato comprende concursos, entrevistas, artistas invitados, show de variedades y humor. De Sábado gigante se producen cuatro versiones diferentes, para los mercados de Estados Unidos, México, Chile y el resto del mundo (cambiando entre ellos los avisos comerciales y algunos contenidos puntuales).
Emitido por primera vez en Chile en 1962, su presentador, el chileno Mario Kreutzberger, cuyo nombre artístico es Don Francisco, es otra figura muy conocida de los medios de información hispanos. Sábado Gigante, una mezcla entre Carol Burnett y El Precio es Correcto, es un programa con mucha influencia en su audiencia que se transmite en más de cuarenta estados.
Una demostración evidente de su éxito son las palabras del presidente de la asociación de Agencias de Publicidad Hispanas, Carl Kravetz, que ha definido Sábado Gigante como «el programa a vencer los sábados por la noche en Estados Unidos durante los últimos veinte años[31]».
Los tres programas The Chicas Project, Hecho en Heaven y ¿Have u Cine?[32] son emitidos por Mun2 -cadena nacional bilingüe que pertenece a Telemundo- que es parte integrante de NBC Universal Cable Networks. Mun2 se dirige a los jóvenes latinos que viven en los Estados Unidos, y trata temas como el deporte, la música, la moda y el cine, y se ocupa también de problemas sociales.
En estos tres títulos observamos el code-mixing (cambio intraoracional) entre el inglés y el español, o si se prefiere la denominación popular, el spanglish. Si analizamos el primer título The Chicas Project, notamos el artículo determinativo inglés the, y el nombre sustantivo inglés project; pero, en lugar del nombre sustantivo plural inglés girls, se usa su correspondiente femenino español, es decir, chicas.
El empleo de este vocablo en español se puede explicar no sólo con la voluntad de hacer referencia al origen de las dos presentadoras del programa, sino también con el deseo de dirigirse a un público joven de hispanos bilingüe y bicultural.
Asimismo, en el título Hecho en Heaven hay otro cambio intraoracional entre las dos lenguas. El code-mixing se observa también en el título ¿Have u Cine? cuya pronunciación es semejante a la de la pregunta en inglés «Have you seen it?».
Otros programas en spanglish son los dibujos animados. Cabe recordar la serie Lugar Heights transmitida por Mun2 y dirigida a los adolescentes latinos, que cuenta las aventuras de seis amigos.
Esta serie de dibujos animados se caracteriza por una fusión entre el mundo hispano y la llamada pop culture y, según Yolanda Foster (2003)[33], es «a caricature of the socio-cultural reality faced by young latinos in the U. S. combining satire, black humor and spanglish».
Otro ejemplo de dibujos animados en spanglish era la serie titulada ¡MuchaLucha! que se dirigía al público infantil (fecha de emisión: 17 de agosto de 2002 – 26 de febrero de 2005).
Esa serie de dibujos animados producidos por la Warner Bros, se inspiraba en la cultura latina, mexicana precisamente, y exploraba el fenómeno mexicano de la lucha libre con máscaras.
Es innegable, como se puede observar en estas líneas, la función comunicadora del spanglish en estos diferentes ámbitos.
Stavans (2000) pone de manifiesto que las vidas de los inmigrantes latinos en Estados Unidos producen mezclas increíbles de inventiva y de amor a la vida.
Gerardo Piña-Rosales (2008), por su parte, sostiene que el spanglish es un fenómeno real, fruto de la convivencia entre dos lenguas, y dado que las lenguas son organismos vivos, se alimentan unas de otras. Eso es positivo, para este escritor, actual director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), pero el problema del spanglish: «estriba en que el resultado de ese fatal encuentro no es una lengua sino una jerga, híbrida, espuria, porque de lo que se trata es de comunicarse, de sobrevivir en un medio a veces hostil, inhóspito».
Piña-Rosales distingue entre los hispanos que emplean el spanglish porque no tienen una conciencia lingüística, y el uso que del spanglish puede hacer el escritor. Y en efecto, él mismo pone el spanglish en boca de su personaje, Sancho, en su divertida historia titulada Don Quijote en Manhattan (2006), mostrando un pico alto de creatividad lingüística.
Coincidimos con Gerardo Piña-Rosales (2008), cuando defiende la necesidad de hablar bien el español y el inglés, sin condenar el spanglish, esa tercera opción a las que apelan algunos hispanos por necesidad u otros por rebeldía.
La literatura y el spanglish
Por lo que concierne a la literatura, la presencia del spanglish surge a mediados del siglo XX en la ciudad de Nueva York gracias a poetas y dramaturgos experimentales chicanos (de origen mexicano) y nuyorriqueños (de origen puertorriqueño nacidos en la ciudad de Nueva York -Prieto Osorno 2004a-). Existe actualmente una copiosa y, en muchos casos, interesante literatura en spanglish, que presta atención a las diversidades y a los problemas culturales entre el mundo hispánico y el anglosajón.
Alexander Prieto Osorno (2004b) explica que el panorama del spanglishconciencia chicana (entre inmigrantes de origen mexicano) y una gran promoción de poetas y dramaturgos nuyorriqueños en Nueva York, y agrega que estos dos colectivos le otorgaron una nueva posición al spanglish, que era estimado y despreciado como lenguaje callejero y marginal de gentes pobres, y lo convirtieron en símbolo de identidad de sus propuestas ideológicas y estéticas, signo de rebeldía ante el entorno anglosajón dominante, especie de lenguaje secreto y mítico que los diferenciaba de los latinoamericanos y de los demás estadounidenses. cambió en los años 60 y 70 con la irrupción de importantes movimientos políticos y culturales como el nacimiento, en el sur del país, de la
Juzgamos muy interesante lo que escribe Prieto Osorno, y lo queremos recalcar en estas páginas: el spanglish es, entonces, también una actitud de rebeldía ante lo anglosajón dominante, un lenguaje que otorga identidad, orgullo y unidad como nuevo modelo cultural híbrido.
Entre los autores más conocidos destacamos, entre otros: Miguel Piñero, Miguel Algarín, Pedro Pietri, Lucky Cienfuegos, Julia Álvarez, Rudolfo Anaya, Tino Villanueva, Norma E. Cantú, Sandra Cisneros, Pat Mora, Graciela Limón, Gloria Anzaldúa, Zoé Valdés, Roberto Fernández, Ana Lydia Vega, Giannina Braschi, Junot Díaz, Juan Felipe Herrera, Rolando Hinojosa-Smith, Isaac Goldemberg, Tomás Rivera, Rosaura Sánchez, Sabine R. Ulibarri, Lydia Vélez-Roman, Alfredo Villanueva-Collado, Heberto Padilla, etc. (Betti 2008b)
Consideraciones finales
Se puede considerar en el spanglish una variedad, que a menudo se utiliza como un registro y cuyo uso no significa necesariamente un desconocimiento del español y del inglés (Torres 2004).
El hispano y el anglosajón son mundos diferentes en sensibilidad, cultura y lengua. Sin embargo, la complejidad de la condición plural de estos hispanos cuando se manifiesta en los Estados Unidos de América puede crear algo fascinante, una realidad híbrida, que se compone de estos dos universos (Betti 2008a).
Al mismo tiempo el spanglish no se debe ver solamente como un «vicio», sino como una estrategia expresiva legítima en su ámbito. Cada manifestación lingüística es dinamismo, es un cuerpo vivo, cambiante, polimórfico, y pertenece a la gente, no son los lingüistas los que la crean con sus normas (Betti 2008a, Betti 2008b). Esta simbiosis de lenguas, culturas y sensibilidades no va necesariamente a amenazar al español, ni al inglés.
Es una estrategia expresiva, real, que para muchos hispanos representa también una manifestación cultural e identitaria, y cierto es una estrategia creativa y útil en determinados contextos. Como subraya Ranka Bijeljac-Babić (2007), el spanglish se puede considerar, pues, «uno de los ejemplos más elocuentes de la evolución de una lengua frente a la inmigración y a mundialización».
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Referencias bibliográficas
-Betti, S. 2003. «Spanglish on-line: Lengua y opinión en un foro de debate en Internet», Cuadernos Cervantes de la lengua española, n.° 46, IX, 60 -67.
-Betti, S. 2004. «Algunas notas sobre el fenómeno llamado Spanglish», Cuadernos del Lazarillo 27, 73-77.
Este es un buen escrito, muy bien documentado y yo felicito a autora pero no es para la Internet, sino para un libro o una revista porque es muy largo. Dice que el espanglish se usa mucho entre cosntructores para hablar con gente que solo habla inglesy eso no puede ser verdad porque si usted le dice vacunar la carpeta a un americano o alguien que solo habla ingles no le entiende nada, se queda en blanco. Es claro que el espanglish no es para hablar con americanos sino con latinos de aqui que no saben bien el espanol.
Estoy de acuerdo con el articulo que dice que son palabras inventadas por inmigrantes que no saben mucho espanol.